Carta desde la Academia

Por: Enrique Gutiérrez Márquez. Director del departamento de «Ciencias Sociales y Políticas» de la Universidad Iberoamericana.

(La versión original del texto fue presentada el día 20 de noviembre de 2014 a las 13 horas en la Universidad Iberoamericana. La versión final es resultado de lo ocurrido el 20 de noviembre, al finalizar la marcha por los 43 desaparecidos de la normal rural en Ayotzinapa (#ayotzinapasomostodos #20NovMx)

Muchas gracias a los organizadores del evento en la Universidad Iberoamericana, que me invitaron para discutir la situación de los profesores normalistas desaparecidos en Ayotzinapa. En realidad, tenía la intensión de preparar algo mucho más articulado, pero el tiempo ya no me lo permitió. De cualquier manera quiero compartir con ustedes al menos cuatro reflexiones que me parecen importantes a la luz de los acontecimientos ocurridos en nuestro país en fecha reciente

Primera Idea

1) Como marco general lo primero que quiero decirles es que me siento muy orgulloso de pertenecer a la Universidad Iberoamericana, y a toda la comunidad que le damos vida. Tal y como refiere Boaventura de Sousa Santos, importante intelectual contemporáneo, en una carta que fue publicada en el periódico la jornada con fecha 16 de noviembre de 2014, porque cada día con mayor fuerza, nuestra Universidad se consolida como una zona autónoma: de pensamiento, educación, cooperación y solidaridad, en dónde sin duda… yo soy, porque  ustedes son.

Segunda Idea

2 ) Hace varios años, cuando escuchaba en diferentes espacios académicos y no académicos, que algunos aseguraban que los jóvenes no participaban -o en aquel momento, no participábamos- en los asuntos públicos, sociales y políticos de México. Yo aseguraba que por el contrario, lo que ocurría, es que los mecanismos institucionales de un viejo y anquilosado sistema político como el nuestro, no reconocía y no permitía la participación de los jóvenes por las vías tradicionales ye institucionales, pero que en realidad los jóvenes teníamos ganas, interés y hambre de cambiar las cosas en nuestro país.

Hoy Ustedes –jóvenes- y me refiero a tod@s los jóvenes de mi país, darían argumentos contundentes a uno de mis más queridos maestros, Don Hugo Zemelman, intelectual latinoamericano, que aseguraba en diferentes momentos, tanto de chala académica como de discusiones informales, que en realidad los jóvenes de hoy, habían perdido la capacidad de imaginar un fututo posible, y la capacidad de construir un proyecto alternativo. Pareciera ser, decía él con su acento chileno, que los jóvenes de hoy no encuentran el camino, porque no tienen proyectos y no se conciben como sujetos de la historia.

El día de hoy, Ustedes –queridos jóvenes- me darían a mí argumentos para mostrarle a mi querido maestro, que estaba muy equivocado, y refrendarían esa idea que yo discutí con él mucho, porque con sus acciones demostrarían que los jóvenes de mi país si tienen esperanza, y la idea de construir un mejor lugar para vivir. Seguro que él estaría muy contento de haberse equivocado.

Tercera Idea

3) Discutir si en México hemos transitado a la democracia, o si por el contrario, vivimos un momento de alternancia electoral, no es un asunto menor y por supuesto, va más allá del ámbito puramente académico y de investigación.

Hablar de una transición democrática, como ocurrió en otros países, supone una modificación profunda de las prácticas en la cultura política; la construcción de nuevos referentes de inclusión y participación de los ciudadanos; de transformaciones profundas en el sistema político y de partidos; de un avance en los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, pero sobretodo, un verdadero intento para superar la crisis de representación, en la que las voces de los ciudadanos que no son escuchadas por el conjunto de la clase política tengan un espacio, y las condiciones de pobreza y desigualdad sociales, que no son atendidas como elementos prioritarios de la agenda de gobierno, se resuelvan de manera efectiva. Aún más, una transición, supondría un esfuerzo de las propias instituciones para no detener sus esfuerzos, en la conservación de la democracia procedimental, simple y llana.

Por el otro lado, hablar de alternancia electoral, como lo sugiere la experiencia mexicana, supone desafortunadamente, el mantenimiento de una clase política que piensa en sus beneficios personales y de grupo; que encuentra mecanismos eficientes para regresar a los espacios de poder y de toma de decisiones, sin plantearse modificaciones sustantivas en su accionar; y mucho menos, una actitud reflexiva, para proponerse transformaciones estructurales que eliminen de raíz las prácticas de complicidad y corrupción, de las que, desafortunadamente somos testigos los ciudadanos en la vida diaria.

Cuarta Idea

4) Me parece que es un asunto impostergable, referir que los ciudadanos, necesitamos una clase política que entienda, que sus diferencias ideológicas y de proyectos, tienen que resolverse con responsabilidad. No obstante, estoy convencido que los integrantes de esa clase política no se han dado cuenta, de que hoy, hay una gran manifestación de ciudadanos en las calles, porque los miembros de la sociedad estamos cansados y profundamente lastimados. No porque pretendemos desestabilizar al país, sino porque en éste país desestabilizado por la clase política y no por los ciudadanos, sino por la impunidad y la corrupción.

Por ello, estoy convencido que nuestro país, exige de una clase política madura y responsable, que sea sensible del momento, pero sobretodo, entienda la coyuntura que vivimos. No podemos perder de vista, que a pesar de los escándalos de casas de 86 millones de pesos, o la adjudicación de licitaciones de manera opaca para dar proyectos ferroviarios millonarios, que sin duda deben investigarse y aclararse. Uno de los elementos que debe estar en el centro de nuestras reflexiones es que nos faltan 43, pero que la desaparición forzada de esos 43 estudiantes es apenas la punta del icberg, que nos recuerda permanentemente, que ya estamos cansados de vivir en un país, que cada día es más injusto y desigual.

La situación del país es histórica e inédita por muchas razones. Y esa coyuntura que nos tocó vivir, sentir miedo es completamente normal, quién no teme a lo desconocido, a lo que está construyéndose. No obstante, creo que el miedo tiene dos aristas, como inmovilidad y permanencia de lo establecido, o como posibilidad de cambio y motor de transformaciones. Espero que nuestro miedo, me incluyo en el grupo de esos que tenemos miedo. Nos permita transformar nuestro entorno, pero hoy más que nunca, debemos consolidar una vía pacífica de cambio y de transformación.

En el espacio de lo público y de lo privado me he pronunciado y ahora lo hago con mayor fuerza para decir:

Sí a la movilización pacífica de ciudadanos y ciudadanas y a la exigencia de cumplimiento de derechos y mejores condiciones de vida; si a la justicia y a la eliminación de prácticas de corrupción.

Pero al mismo tiempo, digo de manera clara:

No a la criminalización de la libre expresión en el espacio público. No a la criminalización de los jóvenes. No al endurecimiento de la posición del gobierno –federal, estatal y municipal- para justificar el uso de la fuerza del estado.

Estoy convencido de que hacer escuchar nuestra voz como ciudadano no es desestabilizar al país. Participar en marchas pacíficas, no es desestabilizar al país.

Tampoco lo es exigir que se cumpla la ley y se eliminen prácticas de corrupción y Para los estudiantes de Ayotzinapa….Porque Vivos se los llevaron… vivos los queremos…. #ayotzinapasomostodos

Paro las detenciones arbitrarias del #20NovMx, exigimos libertad inmediata.

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